domingo, 30 de mayo de 2010

FUCK AMERICA - EDGAR HILSENRATH



Un inmigrante germano-judío en Estados Unidos. Una familia que intenta emigrar antes de que estalle la barbarie en los campos de concentración nazis. Un niño, que antes de todo eso, se imagina cualquier cosa salvo lo que va a ser su vida en la tierra de las oportunidades. Fuck. Y ahora vamos hacia delante y no hacia atrás. Una familia que huye, después de todo, nunca antes de que acabe lo interminable, y que se aleja con una gran maleta horrorosa llena de estigmas, pero una maleta que se hace invisible en la novela, una carga que desaparece al poco tiempo de llegar y ver la estatua de la libertad, pero que hace al pobre Jakob llevar toda la vida un brazo más bajo que otro de haberla sostenido demasiado.

Jakob Bronsky, del linaje de los Bronsky, de los que huyen y van a ganar, de los que a veces huyen de su apellido y ganan, de los que ganan sólo para colmar el apetito. Un personajes límite, deambulante y correoso, un personaje desgarrado para una novela que desgarra el estómago en ocasiones a base de hambre mal llevada y que deletrea continuamente la palabra F U C K a base de pasearnos por las barriadas, por las casas de empleo, por los bares y por la ensoñación de Bronsky y de su novela El pajillero. Como primo lejano de Ignatius Reilly, como primo segundo de Chinaski, como primo de cualquier sombra que sabe que su forma se acaba por la noche y que al día siguiente le volverá a salir la silueta y tendrá que moverla.

Hilsenrath se ocupa de su propia vida en esta novela, de su visión de la América que invita y se sonroja después, sin que la vean, por la mentira de su libertad. Se ocupa de la marca de lo europeo en su propia experiencia way of life: sus pantalones, con botones y no con cremallera. Se ocupa de la necesidad de un personaje de hablar con su novela, que no es menos cabrona que Jakob ni que la propia Fuck America y con la fuente de la misma:
“-Pero yo no quiero relajarme-dijo mi polla-.El aire es caliente y bochornoso detrás de las ventanas. Piensa en algo para mí Jakob Brodsky. ¿Acaso no te he ayudado con la redacción del último capítulo? ¿De dónde venía tu fuerza?”

Y desde luego que una novela que cuenta experiencias tan tremendas como las que Jakob tiene la necesidad de contar, o se cuentan con la cabeza y el corazón, o se cuentan con la polla, y Edgar-Jakob decide hacerlo así, desde el onanismo.

En definitiva una novela desgarradora, sucia para los limpios y limpia para los sucios, una novela que es un diario (Prólogo y Extracto de un diario), un personaje transplantado de la Europa nazi a la América insalubre y desalmada de Eisenhower ( El que tenga la sonrisa más irónica será presidente – Edgar dixit). Una novela en continua escritura llamada El pajillero y escrita con la polla y a base de Coca-Cola. Un género narrativo que muchos pretenden minimizar extrayendo de él un matiz humorístico, como si se pretendiera sacar zumo del paño con el que limpias la encimera. Un desgarro sobrio y malintencionado y eso es cojonudo. Y desde luego una maravillosa edición de Errata Naturae, dentro de la colección La mujer ciclope.

Fuck America. Edgar Hilsenrath. Trad. Iván de los Ríos. Diseño de portada (cojonuda) David Sánchez. Editorial Errata Naturae. Colección La mujer cíclope. Madrid.2010

Música: Jet - Are You Gonna Be My Girl?

lunes, 29 de marzo de 2010

EL HOMBRE ES UN GRAN FAISÁN EN EL MUNDO - HERTA MÜLLER


Aquella noche durmió tan lejos que ningún sueño pudo encontrarla.

Windisch pasa por todos lados, lo ve todo, está a cada momento mirando en cualquier ventana, y observándolo todo. Pero Windisch es parte del enjambre urdido en otra era que observa todos los días, él está, pero, puesto en marcha en este siglo, toda su comunidad tiene la era incrustada en la espalda, a fuego, a un fuego milenario, que hace que cuando se enciende la herida aparezcan todos los ancestros catapultando instintos.

Está tan preocupado por Amalie, por su instinto hecho forma, por la disolución de sus primarios actos, por su longevidad puesta en otra persona, en una hija, y en un ser, de su época, de su misma época, y de la misma era de la que viene Windisch. hay tantos en la comunidad, Rudi, la vieja Kronen, Wilma, todos en Windisch, y todos desde fuera de Windisch.

El hombre es un gran faisán para el hombre, es oscuro, está inmerso en una especie de bruma eterna, de faroles amarillos a media tarde, casi de noche, en un bucle de tierra y nieve de la Dacia eterna. Me ha gustado, pero me ha dado miedo.

El hombre es un faisán en el mundo. HERTA MÜLLER. Siruela.

sábado, 20 de febrero de 2010

CLAUS Y LUCAS - AGOTA KRISTOF





-¿Has leído a Agota Kristof?- Y yo, como soy así de socarrón-impertinente, me eché a reír y dije - me he leído Asesinoto en el Orient Splass- rápidamente me di cuenta de que algo estaba fallando, como tantas veces ( con 18 años pensaba que Ezra Pound era una mujer ).

Resulta que la escritora húngara había escrito una serie de tres novelas que han significado uno de los mayores descubrimientos que he tenido este año. El gran cuaderno, La prueba y La tercera mentira. Las tres están recogidas en un solo volumen titulado Claus y Lucas.

Antes de nada he de decir que no sé qué habría pensado de esta serie si no hubieran estado las tres unidas en el mismo volumen, ya que son radicalmente distintas, y probablemente el dejar un lapso de tiempo de lectura entre ellas me habría -estoy seguro- dejado un poso diferente, pero las cosas se toman como le vienen a uno, no voy a ahondar en las causalidades.

La guerra puede parecer en un principo el motivo principal de las novelas, las consecuencias de la segunda gran guerra en la zona de los magiares, aunque en ningún momento se especifica ni la procedencia ni el espacio en el que transcurren la fábula, tan sólo unas asépticas iniciales. Sin embargo está clara, no sólo la situación geoplítica sino también el papel que desempeña la guerra en los desenlaces y en las personalidades tanto de Claus como de Lucas.

La primera novela es quizá la más devastada-devastadora por la situación bélica, un formato de cuaderno diario y unas situaciones espartanas hacen de Claus y Lucas unos entrañables hijos de perra ( se les llama así en más de una docena de veces), quizá sea esta novela la más sangrante, en ella aparece todo ser humano desmembrado de conciencia, de razón o de ligereza, es un compendio de instintos primarios, eros hijo puta, y tánatos hijo puta, si P entonces Q llevado al más férreo de los dogmas. Tim Burton tendría un filón si no le gustaran tanto los finales felices, porque el final de esta primera novela es...como diría...hijo de perra.

Hay otra opción: adaptar Hansel y Gretel bajo la batuta de Tarantino.

Sin embargo La prueba es otra cosa, hay madurez en los personajes, aparece por fin la humanidad a pesar de seguir siendo enfants terrible-mente obsesivos. Siguen siendo irracionales en muchas ocasiones pero de una manera, digamos, más doméstica. Se trata de una novela menos abrupta, más lineal, más narrativa. Está localizada con más ahínco, menos frenética diría, pero plena en el sentido conflictivo, y lo mejor de todo es que se tiene siempre presente El gran cuaderno, ya que es inevitable compararlos.

La tercera mentira es lo que se espera, ni más ni menos, y no quiero decir con esto que decepcione, sino que se espera un buen desenlace, alguna explicación, y sobretodo un encogimiento de hombros de aquellos que producen tortícolis. Siento no ser más más explícito en los argumentos pero es de esas novelas con las que se te sellan los labios con una cremallera.

Es cruda, es real porque somos reales, porque la verdad de la verdad encoge e inquieta, es entrañable en su empirismo, en su necesidad de ser hijo de perra en ocasiones. Ahora, a mí me ha ido muy bien leyendo las tres de golpe.

Claus y Lucas, Edit. El Aleph

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