sábado, 19 de diciembre de 2009

LA VIDA ES BUENA SI NO TE RINDES- SETH






El trazo de SETH me es ya familiar, muy familiar, después de haber leído
Ventiladores Clyde, y haberme habituado a su melancolía encantadoramente aséptica, a sus personajes problemáticamente existencialistas, a sus derrotas previstas desde la primera página, me encuentro ante la que dicen es una de las mejores obras de Gregory Gallant (que así se llama el amigo), La vida es buena si no te rindes, una maravillosa edición a cargo de, en este caso, SINS ENTIDO, una tapa dura y una hoja fuerte que me permitirá dejárselo a todo aquel que esté interesado en el bueno de SETH, como ya me han invitado a llamarlo.

lA OBSESION POR UN ANTIGUO DIBUJANTE DE TIRAS CÓMICAS PONE AL MISMO SETH EN UN APRIETO ENORME: SU PROPIO DESTINO. LAS POCAS PISTAS Y TRANSCENDENCIA DEL AUTOR LLAMADO KALO HACEN TEMBLAR LOS CIMIENTOS DE SETH ACERCA DE SUS INQUIETUDES Y SUS NECESIDADES. MADRE MÍA, TODOS NOS HEMOS VISTO EN UNA ASÍ.

Por cierto ha sido un regalo de cumpleaños de Di Ste.

jueves, 17 de diciembre de 2009

POSTALES DE INVIERNO- ANN BEATTIE



Diálogos, diálogos y diálogos, pero qué me estás contando, lo que te digo, diálogos rápidos, trepidantes, abruptos, sencillos, diálogos limitados, acotados, estrechos, directos y capados, no a base de cincel sino de patadas directamente estrelladas en los picos de la misma conversación.

Quitar la sábana del estreno narrativo como a una escultura en una plaza y ver, a través de la obra inaugurada, al borracho que hay en la puerta del bar de enfrente, escultura dialogada con la que te puedes destrozar la nariz porque está ahí, pero no la ves porque es una figuración de lo que hay y no es poco, es mucho de lo que hay. Esto es Postales de Invierno de Ann Beattie. Una obra que te encuentras en mitad del día, andando.

Vas corriendo por la ciudad escupes y te estampas con tu escupitajo a la altura de tu cara, buahg, qué coño es esto?.

Una novela que traspasa las voces narrativas, que está dentro del diálogo, y que nos lo hace saber en el momento en el que las cosas son y están, sin más, y eso lo hace muy, pero que muy inquietante. Hacía mucho tiempo que un personaje no se me recreaba en su totalidad, no con la ayuda de lo que dice, sino absolutamente con lo que dice. Ese es Charlie. Un diálogo.

Los personajes no aparecen como un físico pensante y actante, no sé decir si la pragmática importa una mierda o es la base de esta novela. Los entornos y situaciones son consecuencia de una diálogo que se va incrementado como un ovillo de lana.

Hijos de hippies descolocados en la pretendida colocación de aquellos que se colocaron.

Lo que más me gusta es el desengaño que tienen los personajes y que no saben que vive con ellos, lo desesperado, lo marcado de sus posibilidades y esa especie de sumisión retorcida que nos jode, a todos, el día.

Postales de Invierno, Ann Beattie. Libros del Asteroide.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

MARTIN ESPADA- SOLDADOS EN EL JARDÍN



El Gaviero
vuelve a mostrar su valentía y su buen criterio al publicar al poeta neoyorkino Martín Espada, hasta ahora inédito en España ( si no es así corregidme). Yo no lo conocía. Gracias por todo.

QUIÉN SE ABRASA POR LA PERFECCIÓN DEL PAPEL


A los dieciséis, trabajaba después del instituto
en un imprenta

que fabricaba blocs de notas para juicios:
papel amarillo apilado en columnas de dos metros
que se inclinaban
cuando yo deslizaba cartones

entre sus páginas,
y luego daba cola roja
columna arriba y abajo.
Sin guantes: yemas de los dedos necesarias
para la perfección del papel,
para igualar el rectángulo exacto.
Torpes a las 21:00 h., las manos

resbalaban por las hojas repentinamente afiladas,
y se llenaban de cortes más finos que las líneas
de la piel, invisibles.
Entonces el pegamento empezaba a escocer:
las manos supuraban
hasta que las palmas me abrasaban
al fichar.

Diez años más tarde, en la Facultad de Derecho,
yo sabía que cada bloc de notas
estaba encolado con el escozor de cortes invisibles,
que cada libro de leyes abierto
era un par de manos
ardiendo en carne viva.


Martín Espada, Soldados en el jardín, Trad. Diego Zaitegui y Pedro J. Miguel, El Gaviero Ediciones.